miércoles, 10 de abril de 2013

Inundaciones: crónica de una tragedia que pudo evitarse


Las lluvias inundaron a la Ciudad de La Plata y parte de la Ciudad de Buenos Aires dejando pérdidas por más de u$s 5.000 millones, una dudosa suma de 60 muertos y varios centenares de evacuados. Mientras tanto los responsables estaban de viaje por  el exterior.

Ciudad de Buenos Aires

El 1 de Abril amaneció la Ciudad de Buenos Aires con intensas lluvias (130 mm) desde la madrugada que duraron hasta el día siguiente y, como suele pasar, distintos barrios terminaron con más de un metro y medio de agua generando pérdidas económicas y dejándonos el saldo de 8 muertos.
Mientras esto sucedía el Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, se encontraba de vacaciones en Brasil por lo que adelantó su regreso. Mientras tanto, la autoridad visible fue la Vice Jefe de Gobierno, María Eugenia Vidal.
Aparentemente las razones que generaron las inundaciones son las mismas de siempre: faltas y excesos… falta de infraestructura, falta de espacios verdes, falta de limpieza y exceso de construcciones edilicias. Esto reavivó las disputas políticas entre el Gobierno de la Nación y el de la Ciudad sobre la Coparticipación y el eterno dinero que nunca llega, como también la falta de autorización para endeudarse internacionalmente para financiar el entubamiento de arroyos para evitar su desborde.

Ciudad de La Plata
A mediados del día 2 de abril, el mismo frete de tormenta que ya había dejado daños en la ciudad vecina, llegó a la Ciudad de La Plata (62 km de la Ciudad de Buenos Aires) extendiéndose hasta el día miércoles 3.
Las consecuencias fueron fatales: se inundó el 25% de las viviendas de la ciudad, generando pérdidas de más de u$s 5.000 millones, un saldo de 350 mil damnificados y 52 muertos, según la cifra oficial, aunque extraoficialmente se hablan de 90 fallecidos.
Como también sucedió en la Ciudad de Buenos Aires, el responsable no estaba. El Intendente Pablo Bruera se encontraba de viaje por Brasil, la situación fue aún más grotesca en un intento de subsanar la ausencia en su cargo: en su twitter publicó que desde la noche del  2 de abril estaba ayudando a los vecinos damnificados acompañando esto con una foto que reflejaba sus “supuestas acciones” cuando en realidad se encontraba en el exterior.

Y se vino la tormenta…

Pasada la tormenta climática, se aproximó la tormenta política. Ante semejante catástrofe la Presidente Cristina Fernández de Kirchner hablo al pueblo argentino pidiendo que sean solidarios y contribuyan para ayudar a los damnificados. Entre los anuncios dirigidos a las víctimas del temporal anunció la posibilidad de ser beneficiarios de un crédito bancario por la suma de $ 50.000. Ese monto, es considerablemente inservible sabiendo que el costo de reparar una vivienda es mucho mayor, y hace parecer una burla que este crédito tenga una interés de aproximadamente el 14%, cuando la inflación reconocida por el INDEC (Organismo perteneciente al Estado Nacional) es considerablemente menor.
Posteriormente la mandatario se trasladó al lugar de la catástrofe y se hizo presente con vestida de una forma inapropiada: con ropa de etiqueta y su reloj Rolex de oro mientras el pueblo la recibía mojado, sin otras prendas que la que tenía puesta y sin bienes, ya que el agua se había encargado de destruir todo.

En los días siguientes la solidaridad del pueblo se hizo presente, como suele ocurrir frente a cada catástrofe, colaborando anónimamente donando aquellas cosas de necesidad, pero como “es más fácil hacer caridad con lo ajeno”, La Cámpora, grupo de choque del Kirchnerismo, se apropió de las donaciones anónimas y colocándole un cartel de su agrupación a cada bolsón salieron a repartirlo haciendo proselitismo a bajo costo. Otras fuentes aseguran que los referentes barriales del Frente para la Victoria (partido gobernante de la Nación) se apoderaron de los bienes donados para luego venderlas a los damnificados.
Por otro lado, y para destacar, el Sumo Pontífice Francisco donó u$s 50.000, y el boxeador “Maravilla” Martínez $100.000, pero ningún político “referente” aportó dinero ni ayuda, siendo estos los integrantes de las clases sociales más altas, a base del hurto sistemático de las arcas Estatales que traen como consecuencias la falta de infraestructura y mantenimiento, y por consiguiente estas catástrofes.

¿Se pudo haber evitado?
 
Al pensar que lo sucedido fue una catástrofe natural, surge pregunta si existió la posibilidad de haberlo evitado, si existe algún responsable. La respuesta a estas preguntas es una sola: SI.
En los últimos diez años la Ciudad de La Plata sufrió cuatro inundaciones similares pero con menores consecuencias. Hace seis años la Facultad de Ingeniería de la Ciudad de La Plata había presentado a la Municipalidad un informe con un plan de obras para prevenir inundaciones, a cargo del Ingeniero Hidráulico Pablo Romanazzi, pero este fue ignorado. Este es solo un caso, pero existen muchos en distintos puntos del país, y a nivel Nacional.
Solo nos resta ser consientes que ignoran en absoluto al pueblo, se lo utiliza con fines partidocráticos mientras la corrupción, la desidia y el abuso del poder se convierten en moneda corriente, y venden un modelo “for export” que no se parece en nada a lo “made in argentina”.
Juan Pablo Pane

Movimiento Bastión

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