Las lluvias inundaron a la Ciudad de
La Plata y parte de la Ciudad de Buenos Aires dejando pérdidas por más
de u$s 5.000 millones, una dudosa suma de 60 muertos y varios centenares
de evacuados. Mientras tanto los responsables estaban de viaje por el
exterior.
Ciudad de Buenos Aires
El 1 de Abril amaneció la Ciudad de
Buenos Aires con intensas lluvias (130 mm) desde la madrugada que
duraron hasta el día siguiente y, como suele pasar, distintos barrios
terminaron con más de un metro y medio de agua generando pérdidas
económicas y dejándonos el saldo de 8 muertos.
Mientras esto sucedía el Jefe de
Gobierno, Mauricio Macri, se encontraba de vacaciones en Brasil por lo
que adelantó su regreso. Mientras tanto, la autoridad visible fue la
Vice Jefe de Gobierno, María Eugenia Vidal.
Aparentemente las razones que generaron
las inundaciones son las mismas de siempre: faltas y excesos… falta de
infraestructura, falta de espacios verdes, falta de limpieza y exceso de
construcciones edilicias. Esto reavivó las disputas políticas entre el
Gobierno de la Nación y el de la Ciudad sobre la Coparticipación y el
eterno dinero que nunca llega, como también la falta de autorización
para endeudarse internacionalmente para financiar el entubamiento de
arroyos para evitar su desborde.
Ciudad de La Plata
A mediados del día 2 de abril, el mismo
frete de tormenta que ya había dejado daños en la ciudad vecina, llegó a
la Ciudad de La Plata (62 km de la Ciudad de Buenos Aires)
extendiéndose hasta el día miércoles 3.
Las consecuencias fueron fatales: se
inundó el 25% de las viviendas de la ciudad, generando pérdidas de más
de u$s 5.000 millones, un saldo de 350 mil damnificados y 52 muertos,
según la cifra oficial, aunque extraoficialmente se hablan de 90
fallecidos.
Como también sucedió en la Ciudad de
Buenos Aires, el responsable no estaba. El Intendente Pablo Bruera se
encontraba de viaje por Brasil, la situación fue aún más grotesca en un
intento de subsanar la ausencia en su cargo: en su twitter publicó que
desde la noche del 2 de abril estaba ayudando a los vecinos
damnificados acompañando esto con una foto que reflejaba sus “supuestas
acciones” cuando en realidad se encontraba en el exterior.
Y se vino la tormenta…
Pasada la tormenta climática, se aproximó la tormenta política. Ante semejante catástrofe la Presidente Cristina Fernández de Kirchner
hablo al pueblo argentino pidiendo que sean solidarios y contribuyan
para ayudar a los damnificados. Entre los anuncios dirigidos a las
víctimas del temporal anunció la posibilidad de ser beneficiarios de un
crédito bancario por la suma de $ 50.000. Ese monto, es
considerablemente inservible sabiendo que el costo de reparar una
vivienda es mucho mayor, y hace parecer una burla que este crédito tenga
una interés de aproximadamente el 14%, cuando la inflación reconocida
por el INDEC (Organismo perteneciente al Estado Nacional) es
considerablemente menor.
Posteriormente la mandatario se trasladó
al lugar de la catástrofe y se hizo presente con vestida de una forma
inapropiada: con ropa de etiqueta y su reloj Rolex de oro mientras el
pueblo la recibía mojado, sin otras prendas que la que tenía puesta y
sin bienes, ya que el agua se había encargado de destruir todo.
En los días siguientes la solidaridad
del pueblo se hizo presente, como suele ocurrir frente a cada
catástrofe, colaborando anónimamente donando aquellas cosas de
necesidad, pero como “es más fácil hacer caridad con lo ajeno”, La Cámpora,
grupo de choque del Kirchnerismo, se apropió de las donaciones anónimas
y colocándole un cartel de su agrupación a cada bolsón salieron a
repartirlo haciendo proselitismo a bajo costo. Otras fuentes aseguran
que los referentes barriales del Frente para la Victoria (partido gobernante de la Nación) se apoderaron de los bienes donados para luego venderlas a los damnificados.
Por otro lado, y para destacar, el Sumo Pontífice Francisco donó u$s 50.000, y el boxeador “Maravilla” Martínez
$100.000, pero ningún político “referente” aportó dinero ni ayuda,
siendo estos los integrantes de las clases sociales más altas, a base
del hurto sistemático de las arcas Estatales que traen como
consecuencias la falta de infraestructura y mantenimiento, y por
consiguiente estas catástrofes.
¿Se pudo haber evitado?
Al pensar que lo sucedido fue una
catástrofe natural, surge pregunta si existió la posibilidad de haberlo
evitado, si existe algún responsable. La respuesta a estas preguntas es
una sola: SI.
En los últimos diez años la Ciudad de La
Plata sufrió cuatro inundaciones similares pero con menores
consecuencias. Hace seis años la Facultad de Ingeniería de la Ciudad de
La Plata había presentado a la Municipalidad un informe con un plan de
obras para prevenir inundaciones, a cargo del Ingeniero Hidráulico Pablo
Romanazzi, pero este fue ignorado. Este es solo un caso, pero existen
muchos en distintos puntos del país, y a nivel Nacional.
Solo nos resta ser consientes que ignoran en absoluto al pueblo, se lo utiliza con fines partidocráticos mientras la corrupción, la desidia y el abuso del poder se convierten en moneda corriente, y venden un modelo “for export” que no se parece en nada a lo “made in argentina”.
Juan Pablo Pane
Movimiento Bastión
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